miércoles, 10 de octubre de 2012


8 de octubre de 1967...
Videos: versiones de Silvio Rodríguez y Victor Jara de "Comandante Che Guevara" y "Hasta siempre Comandante"





...fue ese día que comenzó el duelo eterno, para todos los revolucionarios: guerrilleros y diplomáticos; estudiantes y docentes; obreros rurales y citadinos. El duelo por el nostálgico combatiente sudamericano, nacido en Rosario, Argentina, nunca tendrá fin, a pesar de que ¡El Ché Vive! 
    Con pesar, y cierto grado de vergüenza, confieso que ha sido hoy (10 de octubre de 2012) cuando me acordé de tal significativa fecha. Es que viviendo en una villa del nordeste bahiano, a orillas del Atlántico, donde buena parte de sus habitantes, no saben quién fue el Che (aunque vistan camisetas con su imagen), donde la prensa brasileña no hace nunca una mención al último Prócer Latinoamericano del siglo XX, donde las personas repiten como loros lo dicho por los informativistas de la TV, y afirmen con total convicción que Hugo Chávez es un "maluco" (chiflado) dictador  venezuelano, uno corra el riesgo de que se le pase - por lo menos en un día -, el funesto día en que nuestro Che Guevara, fuera cobardemente ejecutado en "La Higuera".
    Cuando vivía en Montevideo - mi ciudad natal -, no falté nunca a la calle Tristán Narvaja, en esa fecha. Todos los 8 de octubre se conmemora allí "La toma de Pando" y se homenajea al Ché (unas horas antes) por su caída en Bolivia. Allí, son noches de emociones fuertes, de discursos de los compañeros del MLN-Tupamaros, y de Canto Popular, con la presencia infaltable de los cantautores revolucionarios del país  Oriental. Se le cantan filosas verdades a los gringos estafadores y a los criollos claudicados por el imperio yanqui.
    Se le eriza la piel a todos los presentes, cuando la multitud le hace el coro a los veteranos intérpetres, en las consignas revolucionarias de sus canciones. Vi lágrimas asomando en muchos ojos, cuando "Comandante Ché Guevara"  comenzaba a oirse por los parlantes amarrados entre las ramas de los árboles del adornato público. Era la señal de que el duelo estaba presente, al igual que el Ché.





   Walter E. Carena
   Twitter: @wcarena 




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