martes, 12 de febrero de 2013

Argentina enfrenta "Operación Cóndor" de los dueños de Medios de Comunicación.
  Entienda qué está en juego con la Ley de Medios y porqué su ejemplo despierta la ira  de los principales monopolios de comunicación de América Latina.

 
Artículo transcripto de la revista mensual Caros Amigos de Brasil.
Por Débora Prado.*
  La pulseada entre el gobierno de la presidenta Cristina Fernádez de Kirchner y el grupo Clarín, en Argentina, encendió la señal de alerta de los grandes monopolios de los medios en toda América Latina. En una especie de "Operación Cóndor" mediática, los conglomerados de comunicación coordenan los argumentos y tácticas de una campaña contra la Ley de Medios, que causaría envidia al más astuto enviado especial de Miami para descalificar subversivos en los tiempos de la guerra fría. 
 Estas empresas, tienen una dimensión de que no hay poca cosa en juego: el ejemplo peligroso puede provar, de una vez por todas, que es posible aprobar e implementar una legislación anti-monopólica, democrática y participativa el marco del Estado de Derecho. Esto significa romper con una triste tradición histórica en América Latina: la de la concentración y control de las comunicaciones por grupos poderosos que se imaginan intocables.
  El gran argumento para defender sus privilegios es viejo y conocido: se acusa de sensura cualquier tentativa de regular la actividad en el campo de las comunicaciones. Tan útil como cínico, el argumento se vale del trauma causado por el cercenamiento a la libertad de expresión característico de las Dictaduras Militares para garantizar, justamente, que las leyes concentradoras y anti-democráticas implementadas por los régimenes de diferentes países en los años de plomo, permanezcan como una herencia maldita cristalizada por la eternidad.
  Conocida como la Ley de Medios, la nueva regulación en Argentina es fruto de un largo proceso de debates y movilizaciones de entidades y organizaciones de la sociedad civil pro-democratización de las comunicaciones. El proceso que desencadenó la formulación del marco regulatorio es tan importante como su contenido, pues está mucho más allá de cualquier avaliación que se pueda hacer del gobierno de Cristina Kirchner. Y, no por casualidad, ese proceso viene siendo omitido en los ataques a la Ley de Medios, noticiada por la gran prensa de diferentes paises con tonos de comedia: de un lado la presidenta - mesiánica o autoritaria - y del otro, el mayor grupo de comunicación argentino, que se apropia de la función de interepétre de la opinión pública.
  Ley de Medios.
   Promulgada en 2009, la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, conocida como Ley de Medios, reglamenta los medios en Argentina, considerada por instituciones internacionales  como un modelo de avance en ese frente, conforme apuntó el relator especial de la ONU para la Libertad de Opinión y Expresión, Frank La Rue, que declaró públicamente considerarla  "un modelo para todo el continente y para otras regiones del mundo" y añadió: "ella es importante porque los principios de la diversidad de medios de comunicación y de pluralismo de ideas, es fundamental para la libertad de expresión" .
  Ella es el fruto de una movilización de la sociedad civil organizada que, en 2004, se unió en torno de la Coalición por una Radiodifusión Democrática, congregación de medios comunitarios, populares y alternativos argentinos. Fue justamente esa coalición que formuló buena parte de los criterios que constan  en la ley aprobada por el gobierno.
  El profesor Dênis de Moraes relata que la presidenta se reunía semanalmente en la Casa Rosada, en audiencias públicas, para oir separadamente  a todos los sectores sociales envueltos en la problemática de la comunicación. "Los primeros a ser recibidos fueron los empresarios de los grandes medios. Después, sucesivamente, Cristina dialogó con la Iglesia, con los movimientos sindicales, con las centrales obreras, con las direcciones académicas, con las Universidades, con asociacioens de profesionales - en fin, un amplio espectro de consultas para llegar a la elaboración de un ante-proyecto de ley, que se basó, por su vez, en 21 puntos de los presentados por la Coalición, después de un conjunto enorme de discuciones y asambleas ciudadanas", cuenta.
  Entre ellos, está la reorganización de la concesión radiofónica y audiovisual, buscando impedir monopolios y resdistribuir el espectro. El espectro electromagnético es necesario para las transmisiones de radio y televisión, y tiene capacidad limitada. Él es considerado un espacio público por la constitución de diversos países, como Argentina y hasta el propio Brasil y, por eso, su uso por un determinado grupo, es hecho via concesión y pasa por la reglamentación y regulación estatal.
  En la práctica, después de la aprobación de la Ley de Medios, las empresas en la Argentina tendrían que liberar el exceso de concesiones que poseen - fruto de un proceso de concentración histórico del espectro que se fue ampliando con la introducción de la tecnología digital.
  Al mismo tiempo, nuevos actores sociales pasarían a tener acceso a las licencias para explotar la radiodifusión, ya que que el marco prevee la división igualitaria de las concesiones de radio y televisión entre medios públicos, privados o socio-comunitarios. Herencia del período dictatorial, la ley anterior , de 1980,  establecía límites a la libertad de expresión al condicionarlas a las llamadas "necesidades de seguridad nacional" y trataba la comunicación como negocio, o sea, restricta a entidades con fines lucrativos, conforme apunta Helena Martins, periodista que acompañó el proceso argentino, en un artículo para el Observatorio del Derecho a la Comunicación. "Eso significa que sindicatos, cooperativas, asociaciones comunitarias e otros grupos estaban termimantemente excluidos  del acceso a los medios, ambientes privilegiados para la disputa de ideas en la sociedad contemporánea", afirma.
  Concretamente, el grupo Clarín, por ejemplo, en vez de las 240 concesiones en el sistema de cable, nueve radios AM, una FM y cuatro canales de televisión abierta que posee hoy, pasaría a tener 24 licencias de TV por cable, diez de radio y una de TV abierta, conforme contabiliza la periodista. El gran impacto sería justamente en el área de la TV por cable, uno de los principales filones lucrativos de Clarín. En los primeros nueve meses de 2012, por ejemplo, el segmento de televisón por cable y acceso a Internet representó, nada más, ni nada menos que el 62,5%  de la ganancia líquida de 8,1 mil millones de pesos alcanzada por la empresa.
 Táctica de Clarín.
  La batalla de Clarín contra la reglamentación y regulación, está trabada en el campo judicial argentino e ideológico latinoamericano. Delante de los grandes intereses en juego, el grupo intenta trabar la aplicación de la ley en la justicia. Hasta aquí, tuvo éxito usando una medida cautelar que impide que se aplique la Ley de Medios hasta que sea juzgada una acción de inconstitucionalidad propuesta por sus abogados.
  La medida cautelar tuvo, inicialmente, validad establecida por la Suprema Corte del país hasta el día 7 de diciembre del año pasado, que quedó marcado como el 7D - fecha en que las licencias de servicios no adecuadas a la norma podrían ser transferidas, y que fue usada como símbolo por los defensores de la democratización de las comunicaciones en la región.
  Cercano al 7D, no obstante, los jueces de la Cámara Civil y Comercial Federal, Francisco de las Carreras y María Susana Najurieta, prorrogaran la medida cautelar y dieron nuevo aliento para que Clarín defendiera su monopolio. En el round siguiente, el juez argentino Horacio Alfonso dio la causa ganada al gobierno y declaró la constitucionalidad de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual - lo que revocaría la medida cautelar obtenida por el grupo Clarín.
  Con todo eso, en el día 7 de diciembre, Martín Sabattella, el presidente de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual Argentina (AFSCA) - órgano creado por la ley para reglamentar el sector - notificó el grupo y comenzó a contar un plazo de 100 días hábiles para el remate compulsivo de las licencias excedentes del grupo.
  "Después viene todo el proceso de clasificación; la selección de las licencias y de los bienes involucrados en el funcionamiento de las mismas; el concurso, la adjudicación y el traspaso de la licencia al nuevo titular", enumeró Sabattella en entrevista al diario argentino Página /12. El Clarín recurrió, entonces, a la sentencia del juez Horacio Alfonso, y el mismo determinó que el gobierno esperase la apreciación de la cuestión en las otras instancias antes de iniciar ese proceso.
  En este escenario, los primeros meses de 2013 prometen ser tan intensos en la batalla judicial, como al final del año pasado. Mientras tanto, personas y entidades involucradas en la democratización de las comunicaciones alargan la fila de los que defienden la legitimidad y el legado del marco regulatorio. Es el caso del profesor del Centro de Estudios y Medios de la Universidad Federal Fluminense (UFF) Dênis de Moraes, que defiende: "La Ley de Medios no es el resultado de una voluntad política exclusiva de la presidenta,  ni de su base de apoyo parlamentar, ella resulta de un proceso de movilización que terminó convenciendo a la misma Cristina, a dedicarse de lleno al asunto y  movilizar a todos los medios disponibles para viabilizar la construcción de otro proyecto que reflejase mínimamente avances civilizatorios para el derecho humano y la comunicación. 
  Para él, la Ley de Medios es un avance que sobrepasa los límites de Argentina y alcanza a toda América Latina, sobretodo en los países en que la concentración monopólica de los medios, es un flagelo. "Como es el caso de Brasil, que ya ultrapasó la situación de problema nacional, es un caso de flagelo social, quiere decir, es el más atrasado  y anacrónico sistema de comunicación de América del Sur. Argentina dio un ejemplo fundamental, ya que la ley no resultó de ningún golpe de Estado o de la movilización de las FFAA, ella resultó de la voluntad soberana del Congreso Nacional  argentino", destaca.

Rompiendo barreras.
  La concentración de los medios en América Latina es un legado histórico, que se agravó con las Dictaduras Militares implementadas en los años 1960 y 1970. Los regímenes tuvieron como efecto perverso para las comunicaciones, el fortalecimiento de los grupos monopólicos de medios que los apoyaban. "Los intereses se alineaban: las dictaduras necesitaban de canales ideológicos para mantenerse persuasivas, y los grupos necesitaban fortalecerse, Recibieron, a cambio del apoyo, un número absurdo de canales de TV y toda suerte de regalías, como exoneraciones fiscales, generando distorciones hasta el día de hoy", caracteriza Dênis de Moraes.
  Para romper las barreras colocadas históricamente, es necesario no solo la formulación de un marco regulatorio avanzado, sino también que haya voluntad política, respaldo popular y comprometimiento institucional para implementarlo. "Argentina es un caso elocuente, porque el gobierno decidió tener ese compromiso institucional y la voluntad política, para poder poner la ley aprobada en el Congreso Nacional, en vigencia. Eso es fundamental, porque en otros gobiernos latinoamericanos, incluso algunos progresistas, no hay esa falta de miedo a los grandes medios de comunicación", apunta el profesor.
  Comprar esa pelea no es tarea fácil. Para tal cosa, es necesario empeñar esfuerzos para convencer a la opinión pública sobre la importancia de la comunicación en la vida social contemporánea. "Lo que es bastante difícil, en la medida en que los principales canales de comunicación con las masas, está bajo el control estricto de monopolios privados, que de ninguna forma quieren poner a discución todas esas cuestiones. Por el contrario, ellos crean una serie de argumentos falaces y de mentiras para atacar a los cuatro gobiernos latinoamericanos que decidieron enfrentar ese proceso histórico de concentración - Argentina, Venezuela, Bolivia y Ecuador", complementa Moraes.
  El ejemplo de esos países demuestra la posiblidad concreta de sobrepasar los muros de los medios y ampliar ese debate como un todo.  "La diferencia en el Brasil es un problema de la inmovilidad e inercia gubernamental. El gobierno que está ahí, hace diez años, no hizo absolutamente nada para democratizar el sistema anacrónico que  tenemos.", lamenta el profesor de la UFF.
  "Nosotros necesitamos convencer a la populación de que los medios no son la TV Globo, es un sistema articulado de medios de comunicación. Precisamos demostrar que nadie quiere sacar las novelas del aire, pues son lo que las personas quieren ver, no queremos que los noticieros dejen de tener sus editoriales para poner sus opiniones, ellos también son agentes de formación de valores y de mentalidad, el problema es que ellos quieren ser los únicos - lo que dificulta que otras voces se expresen en la misma proporción y con las mismas posibilidades de canales", apunta.   

 Más allá de la radiodifusión.
Algunos desdoblamientos de la Ley de Medios en Argentina.
 * TV Wallkintun de Bariloche: lanzado en diciembre de 2012 como el primer canal destinado a los pueblos originales de Argentina, tiene contenido multicultural producido por una cooperativa de audiovisuales de la comunidad Mapuche de Bariloche.
*  Programa Fútbol para Todos: terminó con el control sobre las transmisiones de 1ª división de la Liga Argentina por parte de T yC Sports, TV del grupo Clarín, determinando que todos los partidos sean transmitidos por la TV abierta y de manera gratuita.
* Papel Prensa: intento de avanzar hacia la regulación estatal  en la impresión. El gobierno intenta ahora acabar con el monopolio del papel de periódicos. La principal fábrica productora de papel para periódicos del país, Papel Prensa, fue apropiada de manera ilegal por una sociedad  de los diarios Clarín y La Nación durante la Dictadura Militar.
* Periodista

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 El hecho de transcribir este artículo, también expresa mi opinión personal a respecto de los medios de comunicación masiva.
 Se me hace necesario recordar que en Brasil, el poder de la oligarquía mediática es de tal magnitud, que la señal televisiva venezolana Telesur.TV(www.telesurtv.net) que ya se emite en casi toda Latinoamérica, no está en ninguno de los canales de TV abierta o por abonados. No obstante, sí se emiten las señales de CNN, RAI, BBC, Señal 1 de España y de algunos  otros paises no luso-parlantes. Esto también demuestra la debilidad del Gobierno izquierdista  del PT.

 Walter E. Carena
 Twitter: @wcarena        
  

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