jueves, 24 de enero de 2013

Tumores sociales malignos: ¿Son operables?
          Este título y la imagen que lo acompaña, son copiados de una página de notillano.com, un periódico colombiano.

  En el caso de esta nota, yo le cambiaría el sufijo Corrupción, por el de Delitos hediondos. Éstos, son aquellos que por su saña (Dicc: insistencia cruel en el daño que se causa), y daños colaterales inminentes a terceras personas, perjudican y hasta destrozan la vida cotidiana - y en la mayoría de los casos -, futura, en forma permanente: Daños irreparables.
  Delitos hediondos, son delitos de suma gravedad, cometidos con plena consciencia de ellos y de sus consecuencias. Son los que individuos solitarios, o en forma corporativa con otros grupos (Mafias) cometen, con el único y aberrante objetivo de ganar dinero fácil, quitándoselo a otros mediante el terror, o explotando seres humanos jóvenes, vulnerables por su condición social normal. Para ello, se valen de prácticas que estremecen a las personas más poderosas del orden social: Se tortura; se humilla; se asesina a inocentes "para dar ejemplos"; se viola sexual y psicológicamente a seres bien queridos por las familias y/o la sociedad; se prostituyen a niños-as y jóvenes adultos, hasta que sus cuerpos no aguantan más, y luego los descartan, desapareciéndolos. El vil, mezquino y repugnante objetivo, es el dinero.
  Los seres que cometen estas aberraciones, obviamente no tienen escrúpulos, mucho menos poseen el menor sentido del valor que tiene una vida, sea humana, o de cualquier otra especie. Se ríen y hasta hacen chistes de Los Derechos Humanos, y de quiénes los defienden. Vergonzosamente, parecen intocables; con total libertad para no solo cometer sus fechorías, sino para dar ejemplos del poder que otorga el terror, y de lo fácil que se enriquece con él. El terror al que me refiero, no debe asociarse con terrorismo político o religioso, es millones de veces más grave y dañino que éstos. Pues es el terror de la esclavitud sexual; de asesinatos colectivos de mujeres jóvenes, hijas, hermanas, y muchas veces, madres, de todos nosostros. Quién admita tener la virtud moral de la empatía, trate de colocarse en el lugar de una de las víctimas, o de sus familiares más próximos. Estoy hablando de sus hijos, hermanos y nietos. Secuestrados por éstos tumores sociales, quiénes después de servirse física y financieramente de ellos, los asesinan. Y ustedes jamás vuelven a verlos. Mientras la Justicia blanda, corrupta,   cómplice   y/o temerosa, asiste impasible al crecimiento de esos tumores, hasta convertirse en cánceres sociales, que producen metástasis impunemente.
  Cuando autoridades fieles a sus juramentos, de impartir Orden y Justicia, logran aprehender alguno de estos sujetos, y los envían a prisión, rápidamente se sienten terriblemente frustrados, porque el poder económico que los delincuentes poseen es de tal magnitud, que su vida en la cárcel, es de total confort y seguridad personal, que les permite continuar dirigiendo sus negocios aún detrás de las rejas.
 

  Mientras están "cumpliendo pena" - por relativamente, poco tiempo - quiénes quedan a cargo de los negocios personalmente, no hacen otra cosa, que un entrenamiento práctico que los perfecciona para suceder a sus patrones, perpetuando así, las actividades cada vez más aprimoradas, debido a los aprendizajes que obtienen de los errores que llevaron a los capos a prisión (metástasis). 
  No vaya nadie a creer, que ignoro el riesgo que conlleva hacer este tipo de análisis-denuncia. No pretendo ser un Kamikaze social, pero si me toca ser alvo de algún tipo de represalia, quedará absolutamente confirmado que mis palabras no tienen nada de sensacionalismo, y sí mucho de verdad. 
  Quiénes vieron el film "Tráfico Humano" (Human Trafic), en el post anterior a éste, y se sintieron indignados e impotentes, sepan que sus emociones no fueron ni una milésima parte de las sufridas por los directamente involucrados, ayer y hoy. Y que ninguno de nosotros es invulnerable a las consecuencias de este flagelo.
  Es muy ingenuo, creer que los señores de este tipo de crímenes, pueden redimirse algún día. Cuando cumplan sus penas, seguiran tan o más fortalecidos y expertos que antes. Por eso se hace necesaria la interrogante del título de esta nota:  Tumores sociales malignos: ¿Son operables? (Es decir, ¿se pueden recuperar estos criminales?)
  Estoy convencido de que son incurables, solo falta que los que no se convencieron aún, entiendan que la única solución, es la cirugía en el cuerpo de la sociedad: Pena de Muerte. Los que están leyendo este post, y sienten un rechazo a esta solución, es porque las autoridades públicas y los medios de comunicación, que deberían aportar soluciones realmente efectivas, hicieron un buen trabajo durante decenios, al hacer de esta pena máxima, un poderoso tabú.
  Según la Enciclopedia virtual Wikipedia,  De los 191 países miembros de la ONU, 58 mantienen la pena de muerte. Entre ellos está el paladín de la democracia: EEUU.
  La verdad es que hay bastantes más estados en los que se practica, que en los que no. Son 38 estados en los que se puede aplicar la pena capital:
 ALABAMA
FLORIDA
LOUISIANA
NUEVA HAMPSHIRE
OREGON
VIRGINIA
ARIZONA
GEORGIA
MARYLAND
NUEVA JERSEY
PENNSYLVANIA
WASHINGTON
ARKANSAS
IDAHO
MISSISSIPPI
NUEVO MÉXICO
CAROLINA DEL SUR
WYOMING
CALIFORNIA
ILLINOIS
MISSOURI
NUEVA YORK
DAKOTA DEL SUR
COLORADO
INDIANA
MONTANA
CAROLINA DEL NORTE
TENNESSEE
CONNECTICUT
KANSAS
NEBRASKA
OHIO
TEXAS
DELAWARE
KENTUCKY
NEVADA
OKLAHOMA
UTAH

 ...y a continuación, en los que no se aplica:

ALASKA
IOWA
MASSACHUSETTS
MINNESOTA
RHODE ISLAND
VIRGINIA DEL OESTE
HAWAII
MICHIGAN
DAKOTA DEL NORTE
VERMONT
WISCONSIN
COLUMBIA
Esta información es de hace 7 años. (Mejor respuesta de Yahoo Respuestas)

    Si bien quiénes no están de acuerdo con la Pena Capital, alegan que: La vida es, desde el punto de vista técnico, el bien jurídico más importante con que cuenta una persona física, y el Derecho debe garantizar su protección frente a cualquier ataque que pueda ponerla en peligro. El hecho de que sea el propio ordenamiento quien legitime su sustracción constituye, por tanto, una paradoja en torno a la cual se centra el enconado debate que suscita la existencia y aplicación de esta pena, cuyas implicaciones van más allá de lo meramente jurídico e inciden en campos como el de la moral, la política y la sociología.
   No se pude negar, que quiénes se adueñan del derecho a la vida de sus semejantes por el mero disfrute de hacerlo, o para satisfacer sus más bajos instintos e intereses económicos, no merecen un trato de: "Prométeme que no volverás a hacerlo" . Preguntémosle a las familias de las victimas de estos fríos asesinos, si creen que sus verdugos merecen seguir disfrutando del derecho a la vida.
   Demostremos que ya hemos madurado lo suficiente, como para no seguir amarrados a tabúes que no permiten que se haga justicia.
  Exijámos a nuestros legisladores, que elaboren proyectos de leyes que hagan posible extirpar los tumores que carcomen a nuestra sociedad.
  Los lectores que se escandalizen con la propuesta de este post, son libres de oponerse a ella, pero espero que dejen sus sugerencias  para extirpar los cánceres a los que hago mención. Téngase en cuenta que ellos condenaron al secuestro, la tortura, el estupro, la esclavitud y a la pena capital, a personas cuyos únicos delitos fueron: el ser jóvenes, decentes y vulnerables. Y lo hicieron por determinación personal,  no jurídica.

 - 26/5/2013.
(A cuatro meses y 51 visualizaciones después de editado este post, no puedo dejar de preguntarme: ¿Es posible que nadie haya hecho siquiera un comentario? ¿A nadie le interesa este asunto? ¿Por qué no se ha divulgado < más de 190 días, y 51 visitas al post>.? ) 

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  Walter E. Carena
 Twitter: @wcarena