viernes, 5 de septiembre de 2014

APARTHEID a la  INTELECTUALIDAD




 




Lengua española

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intelectualidad
s.f.  Entendimiento, facultad del ser humano.
  SINÓNIMO: inteligencia
Conjunto de los intelectuales de un lugar .

  Resulta llamativo y curioso, el hecho real - y muchas veces, negado - de la discriminación evidente e insistente, hacia las personas que se interesan en poseer esta facultad: Intelectualidad.
  Se ha generalizado el estigma de que quienes se afilian a esta virtud, se creen superiores a quienes no lo hacen. Esto no es verdad.  Por lo menos, no en su amplísima mayoría. Sería una contradicción si lo fuera, pues si el individuo pretende ser un intelectual, necesita ser absolutamente racional, objetivo, y poseer un fuerte grado de senso común (profundidad; solidaridad; humildad; equidad y autocrítica).
   Está tan arraigado dicho estigma, que los intelectuales son habitualmente acusados de segregacionistas y/o clasistas, por aquellos quienes  en realidad, poseen estas nefastas cualidades. 
  Sobran casos ejemplificantes que fortalecen esta tesis. A continuación, expongo uno, que he vivido muy de cerca:
   Tuve la oportunidad de trabajar en un comercio, en el cual tenía una decena de compañeros (de ambos sexos). Todos los de la "plaza", teníamos como actividad el atender a las personas (clientes) que habitualmente iban llegando.
  En los momentos en que no estábamos ocupados con nuestra tarea, algunos se distraían saliendo a fumar al exterior del local; otros, se divertían con los juegos de internet en sus celulares, miraban la TV,o simplemente nos refugiábamos a "hecharnos un sueñito" en la sala que estaba destinada a nuestra media hora de descanso. Nuestros superiores jamás nos observaban por estas actitudes provocadas por el ocio.
  Lo anecdótico de todo esto, fue que uno de nuestro equipo (Carlos) hacía la diferencia en esos "creativos" momentos: Se sentaba en un rincón a leer libros. Leía obras primas, de escritores  reconocidos en todo el mundo, y de todos los tiempos. Era literatura de muy buena calidad.
   A todos, (empleadores y empleados de la Empresa) parecía caerles mal el pasatiempo de nuestro compañero lector. Intentaban interrumpir su concentración con cosas y conversaciones absolutamentes banales; cuchicheban bromas a su respecto, ridiculizándolo y condenándole porque no participaba en la mayoría de las charlas vacías, que solo servían para mal matar el tiempo. Parecía que los empleadores preferían que sus funcionarios salieran a fumar a la calle, jugaran con los celulares, o durmieran apoyando los dorsos sobre la mesa que todos usábamos para almorzar.
   Cuando este compañero decidía intervenir en las charlas colectivas, se podía notar que el resto del grupo le escuchaba siempre a la defensiva, como tratando de descubrir en él, un atisbo de arrogancia o superioridad; no faltaba quién interpretara erróneamente - y a propósito - alguna opinión o punto de vista, de su parte, para así inventar instantáneamente una broma, que desvalorizaba y ridiculizaba  sus palabras.
   Finalmente, fue despedido en forma imprevista. El motivo que se le dio, fue tan absurdo, que Carlos se despidió de todos respondiendo con risas a quienes le preguntaban qué le había ocurrido. Pude notar el alivio que les produjo a los demás, saber que ya no habría entre ellos un "intelectual". 
   En esta anécdota, me tomo la libertad de generalizar porque hace justicia, ya que yo, si bien nunca tuve que defender su opción de entretenimiento, siempre la consideré la  más acertada. 
    Las personas que se inclinan por deseo y gusto propios - y no por un falso status - a apreciar y/o practicar obras culturales de cualquier índole, es automáticamente etiquetada de Intelectuales (peyorativemente) por quiénes no gozan de esas inclinaciones. En la mayoría de los casos, se los mira de soslayo y hasta con cierto desprecio.
  Otra particularidad de esta dicotomía, es que los intelectuales no solamente no se importan en relacionarse con quienes no lo son, sino que hasta se sienten bien cuando lo hacen, pues les permite compartir sin egoísmo parte de sus experiencias, con el objetivo de aportar valores y valorizaciones culturales a los que no las tienen.
   La otra parte (no-intelectual), reacciona en forma contraria: mantiene distancia. Salvo pocas excepciones. 

                           
       Curiosa reflexión: ¿Intelectualidad como referencia positiva de la vida?      
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Otras obras del autor:



           

                                                          
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   Walter E.Carena
   Twitter: @wcarena