¡Dejad las armas! Nunca el ideario revolucionario II.
Artículo del Suplemento semanal "Bitácora" de LR 21 de Uruguay.
El libro de Nils Castro
Por Niko Schvarz (*)
Es la primera aproximación que conozco a este
tema trascendente. El objetivo, ambicioso en el mejor sentido del
término, se logra plenamente. Creo que este libro es un elemento de
imprescindible consulta para el gran debate sobre el futuro de América
Latina en la crítica situación del mundo de hoy.
Artículo del Suplemento semanal "Bitácora" de LR 21 de Uruguay.
Las izquierdas latinoamericanas en tiempos de crear
Por Niko Schvarz (*)
El libro del panameño Nils Castro ''Las izquierdas latinoamericanas en
tiempos de crear'' es de una palpitante actualidad. Se propone nada
menos que diseñar la trayectoria de las izquierdas latinoamericanas (en
su contexto internacional) en el siglo pasado y, sobre todo, en la
primera década del siglo XXI, con sus notables transformaciones.
Es la primera aproximación que conozco a este
tema trascendente. El objetivo, ambicioso en el mejor sentido del
término, se logra plenamente. Creo que este libro es un elemento de
imprescindible consulta para el gran debate sobre el futuro de América
Latina en la crítica situación del mundo de hoy.
La primera edición es de marzo de 2012, y consta de dos prólogos:
del brasileño Marco Aurelio García, asesor de política exterior de los
gobiernos de Lula y de Dilma Rousseff, y del argentino Jorge Taiana,
canciller de 2005 a 2010. El autor presentó el libro el 10 de mayo del
año pasado, apenas salido del horno, en una conferencia en la Casa de
la Patria Grande en Buenos Aires, bajo el título: ''Retos y
oportunidades de las izquierdas latinoamericanas''.
Nils Castro reseña los hechos fundamentales de esta rica y compleja
trayectoria, y a la vez formula sus opiniones de una manera directa,
sin ambigüedades, en un lenguaje amplio, sin resabios dogmáticos.
Constituyen, antes que nada, una invitación a una reflexión colectiva
sobre los grandes temas hoy en debate entre todos los partidos de
izquierda del continente. El autor tiene la doble condición de analista
y de participante directo, desde hace largos años, en las luchas de
nuestros pueblos y en estos debates, desde diversos organismos. Además,
se beneficia del hecho de que Panamá constituye una peculiar atalaya, o
un puente, entre la América del Sur y la América central y caribeña.
Desde allí se vislumbra a ambas.
En la primera parte se analiza el impacto en todo el continente de
la revolución rusa (y su ulterior derrumbe), de la revolución china, y
muy particularmente de la revolución cubana, el acontecimiento
fundamental de nuestra historia común desde las guerras de
independencia. Es una reconstrucción muy útil para las generaciones
jóvenes. Pero sin duda el aporte sustancial de la obra se concentra en
el análisis de la significación y las proyecciones de los
acontecimientos de la primera década del siglo XXI, el ciclo inédito de
victorias que llevaron a la izquierda a conquistar los gobiernos en
una serie de países del continente, en lo que Rafael Correa (y estoy
escribiendo estas líneas en las vísperas de su segura victoria el 17 de
febrero) denominó el cambio de época de América Latina.
No estará de más reiterar los eslabones de este proceso, para tener
una visión de conjunto. En el primero de los prólogos citados se
sintetizan en los siguientes términos: ''Ese proceso se inició con
Chávez, en Venezuela, fue seguido por Lula (dos gobiernos) en Brasil,
se ahondó con la continuidad de la experiencia de centro-izquierda de
la Concertación Democrática en Chile, con las victorias de Tabaré
Vázquez en Uruguay, Evo Morales en Bolivia, Rafael Correa en Ecuador,
Martín Torrijos en Panamá, de los Kirchner en la Argentina, además de
Daniel Ortega en Nicaragua, Álvaro Colom en Guatemala, el triunfo de
Mauricio Funes en El Salvador y de José Pepe Mujica en Uruguay, que
reeligió al Frente Amplio en el gobierno de ese país''.
Son todos procesos distintos entre sí y dotado cada uno de rasgos
peculiares, que no obstante presentan rasgos comunes. Nacen del
agotamiento de los modelos conservadores, de sesgo neoliberal, que
condujeron a una verdadera tragedia social. En varios países la
victoria fue alcanzada por grandes partidos y coaliciones partidarias,
como en el caso del Frente Amplio uruguayo y del PT brasileño. En otros
(Bolivia, Ecuador, Perú), fue muy importante el componente étnico. En
varias naciones fue significativo el cambio institucional, que dio
origen a la elaboración de una nueva Constitución por parte de las
respectivas Asambleas Constituyentes. Esto da idea de la magnitud y la
calidad de los cambios operados, y en consecuencia de las nuevas
perspectivas abiertas. Todo ello sin dejar de tomar en cuenta la
contraofensiva de las fuerzas de la derecha, de la que son ejemplo los
golpes de Estado en Honduras y posteriormente en Paraguay, así como los
intentos golpistas en Venezuela y en Ecuador, principalmente. Se ha
recordado al respecto la frase famosa de Odilon Barrot en el siglo XIX,
en nombre de los sectores privilegiados: ''La legalidad nos mata''.
Todo este tema está planteado ampliamente en el libro de Nils
Castro, al extremo de que domina buena parte de la segunda mitad: el de
la democracia y el socialismo (y podríamos agregar: de las vías de
transición entre ambos). Varios aspectos quedan claros de su análisis.
El primero y principal: que la democracia no es una dádiva de las
clases dominantes, sino un espacio de conquistas permanentes por parte
de los trabajadores y sectores populares; que no es apenas un
instrumento, sino un método y un fin. Recuerdo que este tema se
discutió especialmente, y arribó a las conclusiones mencionadas, en el
IV Encuentro del Foro de Sâo Paulo efectuado en julio de 1993 en La
Habana.
En segundo término, se señala la importancia de reconstruir el
paradigma socialista como obligación primordial de los partidos de
izquierda de América Latina, tras la profunda crisis que vivió el
socialismo, no sólo en su vertiente comunista con el desplome de la
Unión Soviética y los países del este europeo, sino también en su
variante socialdemócrata a fines del siglo pasado y claramente expuesta
hoy día.
Ello obliga, como decíamos, a explorar los caminos de transición, y
aquí es donde se debe ejercer la labor creadora de nuestros partidos,
reclama Nils Castro, para conquistar lo que en términos de Gramsci
(reiteradamente citado) llamaríamos la hegemonía político-cultural. Y
con la meta de hacer surgir nuevos valores para la renovación de una
cultura socialista. Un ejemplo interesante es que partidos de América
Central que tenían como objetivo alcanzar el socialismo por la acción
armada, están ahora concentrados en la tarea de cimentar sólidamente la
democracia, sin renunciar a sus objetivos. En el prólogo citado se
sintetizan estos aspectos señalando que ''si es cierto que el
socialismo no se reduce a la realización de la democracia, es
igualmente cierto que el socialismo solo puede realizarse plenamente en
democracia''.
Reitero que estos planteos, formulados con gran vivacidad y
frescura, vienen directamente al encuentro del debate en que, en mayor o
menos grado, están empeñados todos los partidos y coaliciones de
izquierda en nuestra América.
Dado que el libro de Nils Castro es una invitación abierta a la
reflexión y al debate, me voy a permitir algunos señalamientos.
Me parece que no está suficientemente subrayado el aspecto de la
integración latinoamericana, y particularmente lo referido a la
creación de la CELAC. Es la primera vez que se constituye un organismo
que reúne a todos los países de la América Latina y caribeña, con
exclusión de Estados Unidos y Canadá. De alguna manera, ello viene a
complementar el logro histórico que significó el rechazo del ALCA en
Mar del Plata, por acción conjunta de varios gobiernos de izquierda. La
CELAC, que en sus primeros pasos ya ha demostrado su eficacia
potencial, viene a ser el reverso de la fracasada ALCA y un paso
significativo en la independencia y soberanía de nuestros países.
Otro tema.
El contenido de las transformaciones progresistas alcanzadas
por los gobiernos de izquierda en esta década no está, en mi opinión,
ubicado en sus justos términos. El autor revela una preocupación
permanente de abstenerse de juicios sonrosados, señala las dificultades
y limitaciones de los cambios realizados, así como su carácter
reversible. Se niega a diseñar un panorama idílico, ofrece una
perspectiva realista. Pero no se puede dejar de apreciar, creo, que el
conjunto de las medidas adoptadas por los gobiernos de Lula y Dilma,
por ejemplo, están cambiando la estructura misma de la sociedad
brasileña, sacando a decenas de millones de seres de la pobreza y la
indigencia, mejorando sustancialmente las condiciones de vida de las
grandes mayorías. Y ese es un paso ineludible para plantearse, llegado
el momento, el pasaje a una etapa superior. Sin esas realizaciones,
ello sería imposible.
Admito de antemano que en esta otra limitación que voy a señalar me
pongo la camiseta, pero pienso que la experiencia unitaria del Frente
Amplio uruguayo merece mayor destaque. Es ejemplar en varios sentidos, y
esa idea la palpamos a diario en distintos países de América Latina (y
también en Europa, como lo prueba el caso de Mélenchon, citado en el
libro, justo es reconocerlo). El Frente Amplio uruguayo logró la proeza
de reunir a absolutamente todas las corrientes de izquierda, de atraer
a su seno a sectores que se desprendieron de los dos partidos
tradicionales (los más viejos del mundo), selló la unión de los
cristianos y los marxistas, y no ha llegado a su techo de crecimiento,
todo ello sobre la base de esa política de puertas abiertas de unidad
sin exclusiones como principio esencial.
Por último, un aspecto parcial. En el análisis sobre Haya de la
Torre y el APRA, hubiera correspondido, me parece, citar la acertada
definición del cubano Julio Antonio Mella (que lo tildó de Asociación
para revolucionarios arrepentidos) y el temprano folleto de Rodney
Arismendi ''La filosofía del marxismo y el Sr. Haya de la Torre''. Lo
digo porque tengo el convencimiento de que muchas obras valiosas del
dirigente comunista uruguayo no son debidamente conocidas en el ámbito
internacional.
He querido responder a un planteo franco y directo con igual
franqueza. Y concluyo que el libro de Nils Castro tiene un valor
inestimable, se adentra con audacia y lucidez en
un territorio poco frecuentado y que es obligación ineludible y actual
de nuestros partidos explorar a fondo.
(*) Periodista. Uruguay
* * *
El señor Schvarz, señala muy bien las omisiones que el autor del libro hace con referencia a las transformaciones progresistas en los países donde la izquierda ha llegado al poder. No obstante, y tal vez por falta de espacio, le da énfasis a las transformaciones de corte económico (sacando a decenas de millones de seres de la pobreza y la
indigencia), que por cierto, es muy importante, aunque por tratarse de políticas socialistas, los cambios sociales deben estar encabezados por los realizados en la Educación y la Salud públicas.
En los países donde el Socialismo del siglo XXI, está siendo implementado, ya se ha erradicado el analfabetismo; la mortalidad infantil ha descendido verticalmente; la expectativa de vida de los habitantes ha subido a más cinco años (promedio); las deficiencias y enfermedades de vista, nunca tuvieron tanta atención en toda sus historias, y los salarios jamás habían sido tan justos. Las populaciones de estas naciones, están mucho más esclarecidas cívica y políticamente, que diez años atrás. Los medios de comunicación ya no hacen lo que sus "patrones" desean que hagan, y cuando tratan de hacerlo, acaban siendo ridiculizados por el público. Ya no informan lo que ellos quieren que la gente sepa, sino lo que la gente quiere saber; los medios que insisten en su mercenarismo, terminan enfrentando juicios y críticas por parte de los gobiernos y la sociedad, fisurando su credibilidad y arriesgando su sobrevivencia.
Walter E. Carena
Twitter: @wcarena
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