martes, 6 de abril de 2021



 COLOMBIA 

OBSTÁCULO A LA INTEGRACIÓN REGIONAL




Una hermana que se desangra

   No me caben dudas de que a todo aquél que se identifica como pertenecer a la Patria Grande, siente gran dolor al ver a nuestra hermana Colombia siempre desangrándose, año tras año.
    Es imposible evitar preguntarse...¿qué es lo que pasa con la nación granadina? También es imposible evitar escuchar diversas teorías, motivos y culpabilidades por parte de los que supuestamente estudian este fatídico fenómeno suramericano.
 Lo que omiten los medios de comunicación hegemónicos colombianos, es una "casualidad" o "causalidad" que persiste en el país desde los años de la guerra fría: 9 bases militares eeuunidenses presentes de manera constante, a las que debemos contar las 8 instaladas en Perú, país fronterizo y con el oeste bañado por el océano Pacífico.
   Colombia es un territorio altamente estratégico geográficamente: océano Atlántico; océano Pacífico; mar Caribe; puerta de entrada y salida con América Central; frontera con Perú; con el gigante Brasil y con la revolucionaria, independiente y riquísima Venezuela.
    A medida que pasan los años, y se suceden los conflictos en el territotio colombiano, también se van sucediendo las excusas, "motivos" y necesidades para, no solo continuar con las bases allí, sino para incrementar su presencia militar en casi todo el territorio. Estas bases, no terminaron con las FARC, ni con los demás grupos guerrilleros y paramilitares (estos últimos se han fortalecido); no acabaron con las masacres de civiles, periodistas, líderes políticos e indígenas; no acabaron con las redes del narcotráfico, todo lo contrario, ahora se han asociado a los cárteles de México. Entonces... ¿por qué están allí?
    Si tenemos en cuenta que, al igual que lo sucedido en Afganistán, que la producción y comercialización de heroína se multiplicó por 3 desde que la OTAN se adueñó del país y mataron a Osama Bin Laden, en Colombia , desde que la DEA y la CIA mataron al gran competidor Pablo Escobar, la producción, la comercialización y exportación de cocaína en Colombia ¡se ha multiplicado por 13!... ahí ya tenemos una de las razones. El acceso al Pacífico mediante Perú y Colombia le añade valor agregado al dominio de este océano, desde la frontera con México hasta el sur de Chile, pues América Central tiene a sus países sometidos a su poder... esta es la tercera. La extensa frontera con Venezuela, les permite soñar a los eeuunidenses con apoderarse también de la patria de Bolívar, de sus enormes riquezas naturales, su privilegiada posición geográfica y la explotación turística, para ellos, una perla sin pulir... esta es la tercera razón, entre las más importantes.


¿Una enfermedad incurable?

    La dolencia política/socio/económica que padece nuestra hermana Colombia ha demostrado ser incurable... ¿será así? Todos los símtomas de esta enfermedad tienen un solo punto de partida: dinero. Se lo mire por donde se lo mire, se lo analice por donde se lo analice, siempre vamos a llegar al mismo punto. Ya sea el narcotráfico (razones obvias); los revolucionarios (cambiar el sistema socio-económico del país); paramilitarismo (suculentos pagos en dólares, pillaje, contrabando de armas y drogas, etc); bases militares eeuunidenses (comercio de armas, contratos con empresas privadas - mercenarios -, negocios sucios con drogas y prostitución, etc).


 

    Actualmente, todo nos lleva a pensar que la enfermedad citada es incurable. Se puede pensar que, si los colombianos lograran cambiar el sistema de gobierno mediante las elecciones generales, se estaría dando un gran paso hacia la cura. Si los votantes se esfuerzan en comparar la situación socio-económica de sus vecinos suramericanos, notarán que estos poseen buenos anticuerpos, creados por no poseer bases militares americanas, tener un sueño de unificación territorial y no estar sometidos al consumo obsoleto radical, si bien la cultura general es consumista, este virus no ha desplazado las virtudes y valores morales en la mayor parte de los habitantes del resto de América del Sur, tales como: empatía, solidaridad y capacidad cognitiva para no dejarse convencer fácilmente por las promesas preelectorales de la clase política, ni por las primicias de los medios de comunicación empresariales hegemónicos locales. 
     La virtud de poner el censo común (raciocínio) antes que los sentimientos negativos de la emoción (indignación, temor, odio, frustración) que provoca el sensacionalismo de las noticias y debates públicos a través de imágenes y acusaciones (en su mayoría desprovistas de pruebas tangibles) violentas y agresivas, es el primer ingrediente para fortalecer y reproducir los anticuerpos necesarios para combatir esta fatal dolencia colombiana. Se trata de los ingredientes que lograrán, a través de la crítica consciente y el análisis logíco y audaz, despertar del letargo político y constatar que existen mecanismos legales para combatir a los gérmenes que hacen sangrar impiedosamente a nuestra querida y hermosa hermana Colombia.

Un obstáculo

    Hay muchas personas, en este continente, que nunca se han puesto a pensar cómo sería vivir en la Patria Grande. Una patria multicultural,  con abundantes riquezas naturales de toda índole, en donde se podría circular libremente de un país a otro, sin tediosas burocracias, ni límites de tiempos; una gran nación totalmente independiente de las ideologías de las grandes potencias, en donde ningún país integrante perdería su soberanía, sus costumbres, ni sus idiosincracias. Al estilo de la Unión Europea, pero mejorado, pulido y adaptado a nuestras culturas.   
    Hoy en día, Colombia representa el obstáculo más importante para la realización de esa posible hazaña histórica. Es así, porque si los gobiernos corruptos y antihumanistas colombianos dejaran el poder, peruanos y chilenos podrían comprobar que, a pesar de los medios que los informan, la integración suramericana (la que mejoraría la calidad de vida de los suramericanos, desde el más pobre hasta el más rico) sería posible. Una prueba de ello, son los años en que la UNASUR y el MERCOSUR estuvieron en pleno apogeo socio-económico; cuando en Argentina, en Bolivia, en Brasil, en Ecuador, en Paraguay, en Uruguay y en Venezuela existían gobiernos progresistas, de izquierda, humanistas, integracionistas e independentistas. Los datos de la calidad de vida de entonces están en los archivos de la UNESCO, para el que los quiera ver, disponibles en internet.
    En conclusión, la ultra derecha tiene que ser políticamente exterminada de nuestro continente si queremos dejar de pertenecer al lastimoso tercer mundo. Con la derecha se puede convivir, negociar y avanzar, pero los ultras neoliberales quieren lo contrario: sirviendo a intereses mezquinos y egoístas de multinacionales occidentales, militan en contra de la dignidad y de la calidad de vida de América del Sur.  
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Walter E. Carena
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